domingo, 13 de abril de 2014

Tierra de kiwis y campervans. Parte I


     Ya estamos en nuestras antípodas y seguimos en pie, aquí nadie anda boca abajo. Suponemos que a todos nos llama la atención Oceanía por su lejanía, pero también por su fama de pais verde en el caso de NZ y de una alta calidad de vida.

     Existen varias formas de explorar el país.  Una es con mucha pasta en el bolsillo, otra a dedo y Dios dirá y otra alquilarte lo que aquí llaman campervan y recorrerla a tu aire. Nosotros hemos optado por la ultima y hemos pillado la mas barata y como no tenían de ese modelo nos han dado una con algún extra más (aire acondicionado) pero pensamos que la mas vieja del país.

     Aquí os enseñamos donde vamos a pasar los próximo 17 días, pues hemos perdido un día por el retraso del vuelo de la muerte y otra por viajar al futuro a la velocidad de la luz. Esta claro que nos va a faltar tiempo pero lo aprovecharemos lo mejor posible.




     Este es el itinerario que hemos hecho. Sentimos no poner todas las fotos que nos gustaría, pero es imposible recuperarlas del disco duro, es mucho trabajo para tener solo el móvil. Escribimos todos los nombres de los lugares para no olvidarnos nosotros, como veis son difíciles de memorizar.

Día 1 Auckland - Waihi beach

     Justo llegar al aeropuerto nos vamos a recoger la campervan que sería nuestro hogar durante los próximo 17 días y nos vamos al centro de la ciudad. Auckland es la ciudad mas moderna de Nueva Zelanda, el centro financiero esta lleno de rascacielos que acaban en el puerto con un bonito paseo. La primera toma de contacto con Nueva Zelanda es como la esperábamos, las ciudades están muy cuidadas, muy limpias y todo parece nuevo. Hay un ambiente muy cosmopolita con gente de todas las razas y partes del mundo.







   Teníamos pensado quedarnos a dormir pero como habíamos perdido un día, por la tarde nos pusimos en marcha hacia Waihi Beach, una de esas playas largas de arena blanca y con sólo unas cuantas casitas en la costa. Después de darnos un paseo por la arena nos encontramos con un parking gratuito para caravanas justo al lado de la playa con baños publico, en cualquier rincón de Nueva Zelanda siempre hay baños muy limpios y por supuesto con papel, bienvenidos a un país rico y con ciudadanos civilizados que lo respetan todo! Y como también es costumbre había una barbacoa de gas gratuita para todo el que la quiera usar. Pensamos, aquí nos quedamos a dormir, sacamos nuestra mesa y nos pusimos a cenar viendo la puesta de sol cuando sale una señora mayor de la caravana de al lado y nos dice que esa zona es solo para caravanas selfcontainer (de las que tienen baño propio) que si nos quedamos podemos tener un problema si viene el ranger. Vamos a ver las normas y resulta que hasta ella tenía mal colocada la caravana, no paró de mirarnos hasta que nos fuimos ya que temíamos que llamara al ranger, así que tuvimos que buscar otro sitio para dormir por culpa de nuestra vecina antipática. Al día siguiente hablamos con una pareja de madrileños que durmió allí y nos dijo que no pasaba nada, en fin parece que la señora no nos quería tener de vecinos.

     A la mañana siguiente Jose se levantó temprano y llevó la campervan hasta la playa mientras yo dormía para ver el amanecer y hacer fotos, pobrecito se fue solito pero yo tenía sueño y prefería verla desde la campervan que no hace frió.







Día 2 Tauranga - Omanu beach - Rotorua - kuirau park - lago rotorua - bosque redwood secuoyas - Waiotapu

     Siguiendo por la costa nos paramos en Tauranga, en Omanu beach, otra inmensa playa de arena blanca, para seguir nuestro camino hasta Rotorua donde nada mas bajarnos del coche percibimos el olor a huevo podrido de la ciudad. Rotorua esta situada en un territorio con mucha actividad volcánica, incluso en kuirau park en el centro de la ciudad se pueden ver piscinas de barro hirviendo y las fumarolas, a nosotros nos daría miedo vivir en una ciudad así!
     En el lago Rotorua vimos por primera vez los cisnes negros mientras comíamos y para la tarde hicimos uno de los mini trecking en el bosque de secuoyas de la ciudad, eran realmente altas.


     Esa noche dormimos cerca del parque Waitapu donde hay unas pozas de barro caliente donde la gente se unta el cuerpo ya que tiene buenas propiedades para la piel y luego se bañan en otra poza de agua caliente para enjuagarse. Un tarrito de este barro lo vimos a la venta por unos 40 $ un poco más al sur.
    
Día 3 Waiotapu- Waikete valley road to Waitomo caves - National park Tongariro

   Waiotapu es un parque geotermal donde se pueden observar unas formaciones debidas a la actividad volcánica de la zona. Nos encontramos con lagunas de agua hirviendo, geyseres, formaciones de colores debido a los materiales que emergen de la tierra, lagunas color pistacho, todo un espectáculo natural.
















     Aunque estaba bastante lejos nos pusimos rumbo a Waitomo caves, unas cuevas donde viven los glowworms, gusanos que brillan en la oscuridad. Estos gusanos son luminiscentes para atraer a sus presas y atraparlas en unos pelos que les cuelgan. La visita es corta y algo cara pero si usas los descuentos que puedes encontrar en aeropuertos y oficinas de turismo, puedes ahorrar hasta un 25% de descuento. En la visita incluyen un paseo en barco de diez minutos por un rió subterráneo y totalmente a oscuras donde se ven los gusanos como si fuera un cielo estrellado. En esta zona hay una gran variedad de actividades en cuevas que pueden rondar hasta los 300 $.

     Ahora tocaba buscar donde dormir cerca del Tongariro, fue toda una odisea porque estaba todo plagado de carteles amenazando con sanciones y nos cagamos hablando fino así que para ser más legales hicimos un sinpa en un camp site, que no es más que un terreno donde te permiten aparcar y dormir por 6 $ por persona.

Día 4 Tongariro crossing road - Foxton beach

     Después del palizón de coche del día anterior nos levantamos deseando ir a ver Mordor, Tongariro era la famosa montaña del mal del Señor de los Anillos. Nos aventuramos a hacer los 19 km de caminata con un clima horrible. La niebla, viento, frío y llovizna hice que nos pareciera Mordor de verdad, una pena pues no pudimos disfrutar como se merece su cráter, lagos de colores y vistas del parque.





     Después del paseo nos fuimos a ver el atardecer en Foxton beach, donde disfrutamos de una duchita fría en las duchas de la playa. Buscamos una biblioteca y menos mal que nos dio por mirar los ferris para cruzar la isla porque solo quedaba hueco para el día siguiente a las nueve de la mañana o tocaba esperar cuatro días, nos habría dado un  buen palo a nuestro apurado planning de viaje. Dormiríamos poco así que no nos importó dormir en el parking de un supermercado, dormir en la playa quedo descartado después de ver un ranger patrullando las playas.





Día 5  Wellington - Nelson - Motueka

     Madrugón para coger el ferry, una pena porque no pudimos darle la oportunidad a la capital, Wellington, pero no vinimos a ver ciudades a Nueva Zelanda, el parque Abel Tasman Park nos esperaba. El ferry fue caro, unos 400 nz $ pero aparte de ser medio de transporte, disfrutamos de los fiordos, delfines y del color verde que todos imaginamos al pensar en Nueva Zelanda. El ferry era como un crucero donde podías hacer de todo, parecido al ferry que cogimos para cruzar el Lago Titicaca en Peru :@.


     Camino al parque nacional hicimos una ruta por la  costa parando en sitios con playita de arena blanca y agua turquesa como Ngakuta bay, Nelson y tahunanui, donde improvisamos nuestro San Valentín con un buen vinito neozelandes. Dejamos las playitas y fuimos ha buscar donde pasar la noche cerquita del parque, fuimos a Motueka. Los pueblos aquí no son como en España, son cuatro calles con casas bajas y un par de tiendas, la isla sur de Nueva Zelanda está más despoblada que la norte por lo tanto más tranquila, de echo la zona oeste alberga el 1% de la población del país.









Día 6 Sandy beach - Abel Tasman National Park

     Madrugamos bastante, como siempre que dormíamos en mitad de los pueblos para evitar que nadie se molestase por ver la campervan cerca de su casa o negocio. El desayuno lo haríamos en Sandy Beach, como siempre en Nueva Zelanda, rodeados de aves variopintas y una naturaleza envidiable, seguimos alucinando con este país.



     La visita al parque se puede hacer en varios días siempre que reserves con antelación zona de acampada o cabañas pues están muy solicitadas, de todas formas era bastante caro para nosotros y más teniendo ya el chalet rodante, así que el primer día haríamos una caminata espectacular de nueve horas pero parando a bañarnos en playas y ríos, las fotos ayudan a imaginar el paseito.



















     La última parte la hicimos con Antonio y Magda, un chico alemán y su pareja rusa con la que compartimos las mejores hamburguesas orgánicas de Nueva Zelanda.




Día 7 Abel Tasman National Park - Pancake Rocks.

     Al día siguiente alquilamos un kayak usando los descuentos que teníamos guardados, unos 40 euros el día.  Pudimos visitar las islitas Fisherman y Adele island y remar junto a las focas. También nos dimos un chapuzón en las playas a las cuales no podíamos acceder con la caminata. Hay que decir que hemos estado prácticamente solos en todos lugares que hemos visitado, suponemos que por estar al final de temporada, lo que ha compensado los días en los que no hemos disfrutado de muy buen tiempo.







    Nos dirigiríamos hacia Arthur Pass pero haríamos una parada en los Pancake  Rocks, lo malo es que nos entretuvimos demasiado en el camino y se hizo de noche. Lo único parecido a un pueblo que vimos fue Inangahua, tres casas y una estación de bomberos pero era mejor que dormir en mitad de un bosque, a Maricarmen no le hizo mucha gracia ninguna de las dos opciones pero estábamos muertos de sueño.



domingo, 6 de abril de 2014

Isla de Pascua y el Tapati

Cuando planeamos el viaje no pensamos hacerlo buscando las fiestas más famosas,  ya era difícil enlazar fechas, destinos y mis vacaciones, pero el Tapati es de esas sorpresas que te depara un viaje como este. El Tapati es más que una fiesta o un desfile, es un punto de encuentro entre los Rapas qué siguen en la isla y los que marcharon a probar suerte en el "conti" como ellos llaman a sudamerica. También es una manera de mostrar al mundo lo orgullosos que están de ser Rapas a través de sus bailes, cantos, vestidos, leyendas y un sin fin de eventos que hacen del Tapati la mayor festividad de toda la polinesia.

Vistas del Rano Raraku

     Los Rapas son una raza fuerte, ellos dicen que si dejaran en una isla desierta a un rap nui, un europeo, un africano y un americano el rapa nui acabaría comiéndose a los otros debido a su fuerte instinto de supervivencia y teniendo en cuenta que la palabra perdón no existe en su lengua no los hace un pueblo demasiado amigable en principio.

     Como sabéis nuestro viaje es low cost así que hemos venido a esta isla perdida en mitad del Pacífico, porque existe un camping asequible y menos mal porque ver los muais en persona era uno de los sueños a cumplir en este viaje y parte de culpa la tiene de nuevo la National Geographic y los documentales de la BBC :-). Tened en cuenta que es uno de los lugares más alejados de tierra continental del mundo estando a unos 3500 km de América y 2000 km de las islas Pitcairn, el territorio habitado más cercano.

     En el mismo aeropuerto conocimos a quienes serían nuestros compañeros de visita In y Fuhimiro, una chica de Pekin y un chico de Tokio con quien compartimos el alquiler del coche durante los dos días siguientes.

     El Tapati dura casi dos semanas y solo íbamos a estar cinco días en la isla así que nada más llegar conseguimos el programa y nos fuimos al  lugar donde harían la prueba de natación, seguro que impresionó a Mary más que a mí ver a los corpulentos morenos de piel cobriza tirándose al agua con el taparrabos.

     Por la tarde nos fuimos a ver el primer atardecer a Tahai donde vimos los primeros altares y moais. Cuando estas en un lugar así, que has visto en películas, fotos y revistas, imaginas una vista aérea de la isla contigo sentado en una colina verde rodeado de caballos salvajes y sigues subiendo hasta imaginar un puntito en mitad del océano, es de esos momentos en los que te alegras de haber iniciado esta pequeña aventura y ves que todo el esfuerzo merece la pena. Que le den a la crisis.




     La isla es pequeña y en el centro del pueblo, Hanga Roa se prepara un escenario para las actuaciones de la noche aunque algunas se realizan directamente en la calle y rodeados de hogueras. Esa misma noche pudimos disfrutar de la presentación de los reyes y reinas que presentan cada clan, actualmente solo hay dos clanes, y que si ganan al final del Tapati serán reyes por un año. Estos aspirantes son sometidos a unas votaciones por un jurado y la verdad se les veía algo nerviosos ya que tienen que hablar delante de cientos de personas y contar el proceso de elaboración de sus trajes y ornamentación. En toda la isla se habla Rapa, y en la presentación traducen ellos mismo gran parte a español.





    El coche, un toyota rojo 4x4, lo teníamos reservado a las doce de la mañana y decidimos ir al volcán Rano Kau y a la costa oeste de la isla. En la cima del volcán existía un asentamiento y  en el tenía lugar la competición del hombre pájaro. Esta consistía en bajar por el precipicio de Orongo y nadar hasta la isla Motu Iti o Motu Nui y conseguir el primer huevo del gaviotín pascuense, si tenemos en cuenta que el precipicio era escarpado y había tiburones en el agua se tiene una idea del valor de la prueba. El clan vencedor ostentaría el poder al año siguiente. El cráter del volcán también es bonito aunque carece de actividad alguna, esta rodeado de vegetación y se ha formado un lago en el. Esta zona es más flojilla si has visto algún cráter antes.





     La isla tiene varios puntos de interés, así que decidimos visitar los de la zona oeste de la isla por ejemplo Ahu Tahira, de donde extraían la piedra para los sombreros, Ahu A Kivi que son los únicos muais que miran al mar y se dice que representan los primeros enviados por el rey a ka isla. Tambien visitamos algunas de las cuevas que hay en la isla formadas por las corrientes de lava y llegando a recorrer media isla bajo tierra. 









          Estas cuevas sirvieron de cobijo a muchos exiliados por las guerras entre tribus. Las entradas son prácticamente imposibles de encontrar sin la ayuda de alguien de la isla porque están muy escondidas, gracias a un amable rapa pudimos encontrarlas y charlar con el un rato, la verdad es que las historias suenan mejor si te las cuentan ellos que si las lees en un libro. Nos habló de la tecnología de la que disponía su pueblo antes de la invasión. Algunas de estas consistían en piedras con las que detectar los bancos de peces y hacer una llamada a través de unos orificios para que vinieran un tipo de peces determinado.

    Volvimos al ahu a kivi para disfrutar del atardecer, In es una fanática de los atardeceres y amaneceres y tuvimos que volver para hacer otros cientos de fotos, como dice ella misma, ¿que tendremos los asiáticos que nos gusta tanto hacer fotos?



     Al día siguiente nos pegamos un madrugón para ver el amanecer en Ahu Tongariki a la cinco de la mañana, estaba algo nublado y no fue demasiado espectacular de echo Mary y yo no habríamos ido pero es lo que tiene compartir un coche y ser los únicos conductores.









      Fuimos al norte para  ver unos restos arqueológicos donde pudimos ver petrogliflos y otras piedras curiosas como la que usaban para llamar a los peces. Lo mejor fue la visita al volcán Rano Raraku, lugar donde tallaban los muais para transportarlos posteriormente a los altares. Aquí es donde ha existido siempre la incógnita de como transportaban estas esculturas de diez o doce metros de alto y hasta 90 toneladas con la tecnología de que disponían hace más de mil años. La tradición oral muai dice que andaban solos y no estaban muy lejos de lo cierto ya que dos investigadores demostraron recientemente que con tres cuerdas, no demasiados hombres y un poco de destreza se pueden mover estos muais unos cientos de metros. Se llegó a pensar que los transportaban sobre troncos de madera y los hacían responsables de la deforestación que sufrió la ciudad, pero posiblemente la culpa fue de las ratas que venían en los barcos o de la tala para la agricultura.









     Por la tarde nos dimos un bañito en la bonita playa de Anakena, vigilada también por unos espectaculares muais con sombrero y ojos de coral blanco, los llamados Ahu Nau Nau.







   
     Por la noche estuvimos en el festival y para cenar probamos el anticucho que es una brocheta de carne y verdura, típica en todo Chile.

     A la mañana siguiente tuvimos que darle la mala noticia a In de que no íbamos a despertarnos otra vez a la cuatro y media de la mañana para ver si el amanecer era más bonito y fuimos a ver las carreras de caballos. Si hubiesen ido vestidos con  trajes tradicionales, como hacen por las noches, habría sido mas llamativo pero no lo hicieron.  Eran carreras de cuatrocientos metros a caballo y sin montura cerca de la playa, no fue nada del otro mundo. Así que nos fuimos a pasar lo que quedaba de día n la playa de Anakena. Nos bañamos poco porque cayó una tromba de agua impresionante pero por lo menos probamos las mejores empanadillas de la isla, las de la tía Lyli. Nos volvimos con Marlen y Alejandra con quien habíamos ido a la playa en el coche de un chico frances que nos hizo el favor ya que no nos recogían hasta tarde y no hacia día de playita :(

     Por la noche unas birras en el camping con los compis de acampada y luego a un bareto al pueblo donde pudimos probar la cerveza michelada, que lleva zumo de limón y se sirve en un vaso con el borde mojado en sal, lo sentimos Claudio pero no nos gustó mucho ;) .

     El ultimo día tuvimos fiesta y no del tapati precisamente. Queríamos aprovechar la mañana y darnos un baño en la playita pero nos avisan del camping que el vuelo esta cancelado y suele pasar a menudo, a veces varios días.  Los días en Nueva Zelanda eran escasos ya que los cutres de Iberia no nos cambiaron los vuelos, no recomendamos los tickets Roundtheworld y menos con Iberia.

     Tras varios viajes por el pueblo de paquete en las motos del primero que pillaba, pude averiguar que efectivamente se cancelaba el vuelo porque un abuelete falleció en el avión de un ataque al corazón, una pena pudiendo hacerlo en la isla. Lo bueno es que nos pagaban una noche en un hotelito precioso, almuerzo y cena en restaurantes de los que no nos podíamos permitir. Estuvimos como dos marqueses después de aguantar una tromba de agua en la tienda de campaña. Que en paz descanse el buen hombre pero hay un refrán que dice no hay mal que por bien no venga. Esa tarde vimos la competicion de surf con tablas hechas de totora y por la noche pudimos ver la competición de cantos entre clanes que antiguamente terminaba cuando unos de los dos equipos repetía canción, nos contaron que a veces amanecía y no había un ganador, fue de lo mejor que vimos y nos fuimos porque había que madrugar a las 3am.

     Al perder el vuelo de Nueva Zelanda también, la espera en el aeropuerto para el próximo era de 11 horas y nos dieron un hotelazo en Santiago de 5 estrellas, dos camas de 1, 50 y un almuerzo en la habitación de lujo. Nuestros cuerpos estaban recuperados para dormir en una furgo las próxima semanas y por delante nos esperaban 36 horas de vuelo, incluyendo el cambio horario de 16 horas que hay entre esos dos países.

¡¡Adiós Sudamérica! !
    
     Para despedirnos dejamos algunas fotos del Tapati.








Vendiendo anticuchos