martes, 25 de febrero de 2014

El coloso Perito



     De nuevo nos vemos cruzando la frontera hacia Argentina, algo que ya se convierte en habitual.  Nada más llegar a Calafate compramos nuestro boleto para ir a Perito Moreno al día siguiente y nos fuimos a nuestro hostel. Calafate es un pueblo orientado al turismo, todo el centro esta formado por casitas de madera muy coquetas pero demasiados  comercios lo que hace pierda un poco su encanto.

     Ya por la mañana tomamos rumbo hacia Perito Moreno. En la estación nos encontramos con dos chicas uruguayas con las que compartimos bus desde Punta Arenas y Jose que estaba rabiando de dolor por una rozadura que tenía en el talón se fijó en que una de ellas llevaba como un plástico puesto así que le vi hablando con ella y al rato me pregunta ¿Tienes una compresa? Ummm ¿Para qué? Para ponérmela en la rozadura. Yo no tenía pero la chica uruguaya le dió una y no dudó en ponérsela. La verdad es que las tiritas se caen y no le hacían buen apaño y con la compresa estuvo de lujo ;-).

     Tras una horita de trayecto llegamos y ya de lejos se podía ver el Perito Moreno, era inmenso! El glaciar es gigante y hay unas pasarelas por las que puedes acercarte bastante a verlo. Nos esperábamos una maravilla pero sin duda alguna se superaron las expectativas. Te sientes muy pequeño ante el Perito, tan grande, tan blanco, tan azul, y cuando sientes el crujir de las grietas que se abren se te ponen los pelos de punta, parece que está vivo.










     Estuvimos paseando por las pasarelas y no podíamos dejar de mirar. Estas atento, escuchas un crujido, miras, ves caer un trozo gigante y las olas que forma,además tuvimos suerte y vimos paredes enteras caerse y formar icebergs de un color azul difícil de imaginar en la naturaleza.

Aquí una secuencia de fotos de desprendimiento.







 Al día siguiente no quedaban plazas en el bus a Bariloche así que nos quedamos en Calafate descansando ya que yo tenía el tobillo un poco dolorido desde Torres del Paine, Jose llevó la ropa a la lavandería y estuvimos en el hostal tranquilitos. Lo que suele hacer la gente y nosotros teníamos pensado es ir a ver el pico Fitz Roy, como un santuario para los escaladores.

 Antes de agarrar el bus de 28 horas hacia Bariloche nos dimos un paseo por la costanera de Calafate con la compañía de un chico italiano que conocimos en el hostel y nos comimos una de esas milanesas enormes que hacen en sudamerica.

     Pensaréis 28 horas!! Que paliza!! Ya estamos acostumbrados y aunque parezca mentira se nos pasan rápidas. Vamos tumbados en el coche cama, nos traen la comida y bebida, leemos, dormimos, nos ponen películas...aunque más que películas parecemos un experimento como en la naranja mecánica, tuvimos una sesión de 16 horas seguidas de películas de violencia de las de Bruce Willis, Silverter Stalon, Steven Seagel mezclado con Alien y Predator, Jose cuando se bajó del autobús decía que quería pegarle a alguien jaja.

     Y por fin llegamos a San Carlos de Bariloche. Bariloche es conocida por sus lagos, llamada la región de los siete lagos, además de por su chocolate, helados, cerveza artesana...algunos dicen que es la pequeña suiza de Argentina (tendremos que ir a Suiza para comprobarlo).

     Nosotros decidimos visitar la zona en bicicleta. En concreto hicimos el circuito chico que son unos 35km aunque más bien fue ruta andando y en bici porque yo no podía subir las cuestas y me tenía que bajar de ella (evidentemente soy Mari Carmen). El camino está rodeado de montañas verdes y lagos turquesas.














     Después de la ruta a dos ruedas pusimos rumbo al Cerro Campanario junto con Mica, una chica alemana que conocimos en circuito chico. Al cerro se puede subir en telesilla o andando, nos dijeron que andando era una hora de pura subida, pero nosotros lo hicimos en 20 minutos, no sabemos si es que son unos exagerados o que estamos en forma ;-) pero mereció la pena subir la cuesta. Sabíamos que las vistas eran bonitas pero no nos imaginábamos que eran tan bonitas, nos quedamos con la boca abierta al vernos rodeados de infinitas montañas de un verde intenso y de un montón de lagos de todos los tamaños que nos rodeaban 360 grados. Podemos afirmar que ha sido una de las mejores panorámicas del viaje.



     Y para completar el día a la vuelta fuimos a una cervecería artesana. La primera idea era visitar la cervecería La Berlina que nos recomendó nuestro amigo Cristian de Buenos Aires pero por el camino el conductor del auto nos dijo que era muy turística y nos recomendó otra donde va la gente local, así que allí fuimos y encima era happy hour dos por una! Jose, , como un valiente, probó la cerveza más amarga y yo probé una scotish rubia y otra  que elaboran con miel, junto con una pizza argentina que nos sentó de maravilla.
     Y por supuesto no nos podíamos ir de Bariloche sin probar los helados y el chocolate, así que el tercer día como ya nos despedíamos de Argentina nos gastamos los pesos que nos quedaban en chocolate y paseamos por el pueblo viendo nuestra última pareja bailando tango.

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